Alemanas en brigadas internacionales

Las internacionalistas alemanas en lucha contra la guerra y el fascismo en España,1936-39

Nos llegó recientemente la ponencia presentada por Ingrid Schiborowski y Anita Kochnowski en el Coloquio Internacional de Paris SOLIDARIAS 1936-1939. Agradecemos este trabajo que resume el inmenso esfuerzo que realizaron en la publicación de su libro Frauen und der spanische Krieg 1936-1939: Eine biografische Dokumentation.

La lucha de las mujeres, que entre 1936 y 1939 apoyaron a defender la República Española, no ha tenido hasta ahora en suma, a excepción de unos pocos casos, su merecido reconocimiento. Afortunadamente crecen sin embargo en los últimos años las publicaciones sobre estas mujeres.

Ya desde antes de la fundación de las Brigadas Internacionales, en octubre de 1936, luchaban mujeres extranjeras en las milicias de los partidos y organizaciones contra los franquistas. Unas vivían como exiliadas en España, otras habían venido para la Olimpiada-Popular que iba a celebrarse en julio de este mismo año en Barcelona. Algunas siguieron a sus maridos que se habían inscrito como luchadores voluntarios.

Internacionalistas femeninas de numerosos países lucharon en las milicias, como enfermeras, médicas, chóferes, traductoras, periodistas, fotógrafas, también en los diferentes sectores militares y civiles. Los datos personales de algunas mujeres, posiblemente nunca fueron registrados. Había guerra. Mujeres arriesgaban su vida y fueron víctimas de combates. Muchas veces simplemente quedó su nombre. Pero estas mujeres tuvieron su parte especial en la defensa de una nueva España.

Después del golpe de los generales reaccionarios el 17 de julio de 1936 contra el legítimamente elegido régimen del Frente Popular de la República Española, los golpistas apoyados de la alta burguesía y del clero, además estaban a su lado sobre todo los fascistas alemanes e italianos que desde el principio intervinieron en los acontecimientos. No menos útil fue para los generales golpistas la de los «demócratas», entre comillas, proclamada supuesta no intervención que en realidad tenía como meta el perjuicio del legítimo gobierno.

La defensa de la República Española contra la reacción internacional se convirtió en objeto de las fuerzas progresistas del pueblo español y además de millones de personas en el mundo entero que le ofrecieron su solidaridad. Miles de voluntarios, mujeres y hombres, de más de 50 países del mundo tomaron camino para defender activamente a la República. Sin dar importancia a sus compromisos políticos y religiosos. En primer lugar se sentían antifascistas.

Muchos de ellos se fueron después de la victoria de Franco, apoyado por fuerzas extranjeras, a Francia, donde la mayoría de ellos fue internada bajo condiciones inhumanas. Éstos que pudieron regresar a sus países de origen en muchos casos sufrieron persecución judicial, discriminación y maltrato.

Muchas de estas mujeres que ahora tenían que vivir aquí en el exilio, después de la ocupación del país por las tropas fascistas, se unieron al movimiento de la Resistencia, sufrieron y murieron en la lucha común contra los fascistas. Años después encontramos a muchas de estas mujeres que sobrevivieron la lucha en puestos significativos en los movimientos de Paz y lucha social.

La memoria de estas mujeres y la solidaridad internacional compartida por millones, que fue iniciada y realizada por ellas, no debe desaparecer en el olvido hoy en el actual desarrollo derechista en Europa.

En nuestra documentación están registradas 1.143 mujeres extranjeras, que hasta la publicación (2016) de nuestro libro «Frauen und der Spanische Krieg 1936-1939» (Mujeres y la Guerra Española 1936-1939) habían podido ser averiguadas. Mientras tanto el número ha subido a 1.269.

Actualmente nos dedicamos a revisar las biografías de las mujeres internacionales, añadiendo a nuevas , para poder publicarlas más tarde en la página web de nuestra Asociación (alemana) de Combatientes y Amigos de la República Española (KFSR) y así dar la posibilidad de trabajar con las biografías.

El 30 de enero de 1933 las fuerzas más reaccionarias en Alemania llevaron al poder a los Fascistas. La chusma fascista, que ya había ejercido anteriormente asesinatos y terror en Alemania, recibió ahora la autoridad estatal que llevó consigo de inmediato la persecución de personas de diferentes convicciones, minorías étnicas, en especial los habitantes judíos, en todo el país. Para evitar la muerte y tortura en los sótanos de la Gestapo así como la entrada en las cárceles y deportación en los campos de concentración , para muchos la única solución era la huida al extranjero.

España entonces era un país de exilio. Así los primeros antifascistas alemanes lucharon por la República desde el comienzo del golpe franquista. Hemos registrado 165 mujeres alemanas que se pusieron en España al lado de la República Española en la lucha contra los franquistas. Entre ellas, según nuestras investigaciones, 46 ya se hallaban en España por ser su país de exilio.

A lo largo de la guerra llegaron desde sus países de exilio y se unieron a ellas unas 48 mujeres más, llegando de Bélgica, Checoslovaquia, Dinamarca, la Argentina, la Unión Soviética, de los Países Bajos, Suiza, Francia, Inglaterra y Palestina.

Directamente de Alemania llegaron tres mujeres. De las 71 restantes mujeres no se nos puede decir, de qué países vinieron a España. En Alemania las mujeres tuvieron que presenciar lo que significaba Fascismo y sabían que su país se estaba armando para una nueva guerra.

Su esperanza era que aquí en España se podía destruir al Fascismo. Esta esperanza no pudo ser realizada porque los gobiernos europeos en vez de apoyar a la República Española vinieron para dar apoyo, sea indirectamente, a los golpistas. Estos gobiernos asumieron que los acontecimientos en España llegaron a ser campo de ejercicio para la Segunda Guerra Mundial.

Según nuestras investigaciones, 54 mujeres vinieron a España acompañando a sus esposos. De ellas 21 mujeres ya se hallaban en España como exiliadas.

Por ejemplo Golda Weid, miembro del Partido Comunista de Alemania, que junto a su pareja, Max Friedemann, en 1934 primero emigró a Dinamarca y después a España. Golda participó en los preparativos para la Olimpiada Popular en Barcelona que tenían que celebrarse en julio de 1936. En julio de 1936 tomó parte junto a otros antifascistas en las luchas en Barcelona como miembro del Grupo Thälmann, al que se nombró Max Friedemann comandante .

El 13 de agosto de 1936 se casó con Max Friedemann en la región de combate de Tardienta. En septiembre se fue al frente de Grañén en Aragón. Trabajó de agente de enlace para la administración municipal, de enfermera y de intérprete para una unidad sanitaria. El 9 de febrero de 1939 Golda y Max Friedemann abandonaron juntos España. En Francia fueron detenidos, llevados e internados en diferentes campos de concentración. Del campo de Gurs lograron huir. La pareja luchó en la Resistencia francesa. En 1945 vivieron juntos en París y regresaron a Alemania en 1946.

De 1961 a 1965 Golda Friedemann vivió con su marido en China, allí trabajaba él para la RDA como consejero de comercio. Ella trabajaba en la Embajada de la RDA como intérprete y cumplía allí tareas honoríficas. Hasta una edad muy elevada fue políticamente activa. Golda Friedemann falleció el 15 de mayo de 1997 en Berlín.

27 mujeres llegaron a España junto a sus maridos de un país de exilio.

Entre ellos la pareja Auguste und August Groel que ya habían salido juntos de Alemania en 1924 por encontrar August un trabajo en la Argentina. Desde allí vinieron en 1937 a España. Auguste trabajó aquí de asesora económica y enfermera en el Hospital «Gota de leche» en Albacete.

De 4 parejas de matrimonio no hay información de qué país iniciaron su camino hacia España.

Therese Maria Glaser llegó a España en 1936 junto su marido, el médico interbrigadista Dr. Willy Glaser y su hija Erika. Trabajó de enfermera en los hospitales de las Brigadas Internacionales. Su hija Erika era considerada la enfermera más joven en las Brigadas Inter­nacionales, ayudando ya a la edad de 14 años a su padre. Después de la guerra de España estuvieron internadas madre e hija en Francia. Ambas pudieron huir del campo. Therese Glaser se puso en contacto con Herta y Noel Field y finalmente les confió a su hija que llevaron y instalaron en Suiza. Más tarde Therese Maria Glaser pudo salir junto a su marido hacia Inglaterra.

2 parejas de matrimonio llegaron directamente de Alemania.

Así se puede mencionar a Magdalene Jans. El matrimonio era dueño de una tienda de comestibles que andaba bien, hasta poderse comprar un coche. Ambos fueron miembros del Partido Comunista de Alemania. Mientras su marido, Peter, pudo huir a los Países Bajos, cuando Hitler llegó al poder, ella se quedó con sus dos hijos Hans y Willy en Krefeld. Ella tuvo que suportar varios registros domiciliarios. En septiembre de 1937 tomó la decisión de seguir con sus dos hijos a su marido que en 1936 se había ido a España como voluntario después del golpe de los generales. Magdalene vivió y trabajó en Barcelona en un hogar para emigrantes. Como su marido, sus dos hijos pertenecieron a las Brigadas Internacionales. Cuando en octubre de 1938 las Brigadas Internacionales tuvieron que abandonar España, ella junto a la austriaca Guste Juttmann pasaron la frontera con Francia, cargadas de 4 heridos graves para llevarlos a un hospital cerca de Marseille. Junto al chófer y el coche ella volvió a España con la meta de ayudar a otros. Poco después tuvo que abandonar definitivamente España. En Francia Magdalene y Peter se unieron a la Resistencia.

Su hijo Willy fue internado en el campo de Argelés-sur-Mer y de allí deportado a Alemania, llevado al campo de concentración nazi Dachau y allí finalmente asesinado en octubre de 1943. Su hijo Hans huyó del campo de concentración Gurs y se unió como sus padres a la Resistencia francesa.

4 mujeres ya habían contraído matrimonio con hombres españoles antes de 1933, vivían en España cuando las tropas franquistas atacaron la República Española.

Una de ellas era Hilde Taege (Orobon), la diseñadora de modelos y miembro del FAUD. En 1927 se casó con Valeriano «Pedro» Orobon Fernández, un teórico de altos cargos en la CNT, que murió en 1937 a causa de una bomba aérea. La pareja había vivido desde 1931 en Madrid. Hilde Orobon trabajaba en 1936 en el departamento de censura del Ministerio de Guerra republicano en Madrid y también de intérprete entre el Consejo de defensa y de los voluntarios alemanes de la batería «Dimitroff» de las Brigadas Internacionales.

Todas estas mujeres eran seguras de sí mismas, luchadoras y abiertas al mundo. Muchas de ellas habían llegado a conocer y a amar a sus maridos en la lucha política y les acompañaban con derechos de igualdad. Lucharon como sus maridos por la paz, por la felicidad y el progreso de la humanidad. Fueron anti­fascistas consientes.

La mayoría de las mujeres no pertenecía a un partido político. El odio al fascismo y a la guerra, el amor a la humanidad y a la vida fue su motivación para unirse en España a la lucha contra el Franquismo fascista.

De las biografías pudimos averiguar las siguientes afiliaciones políticas de las mujeres alemanas:

Partido Comunista de Alemania

35

Unión comunista de la Juventud alemana

2

Partido Socialdemócrata

4

Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM)

8

Anarco-Sindicalistas alemanes (DAS)

5

Unión Libre Obrera alemana (FAUD)

2

Partido Socialista Obrero alemán (SAP)

2

Unión estudiantil socialista

1

Ayuda Roja

4

Miembro de un partido anarquista

1

Unió Socialista de Cataluña (USC)

1

Profesiones en que las mujeres trabajaban antes de marcharse a España:

trabajo en una imprenta 1

cuidadora de bebés 1

trabajadora textil 1

empleada de banco y administrativa 1

cocinera 1

empleada 1

médica 8

oficinista 3

enfermera 16

propietaria de una tienda de alimentos 1

cuidadora de enfermos 2

vendedora 1

dentista 2

comerciante de peletería 1

asistenta del dentista 1

bibliotecaria y traductora 1

estudiante de medicina 2

librera 1

asistenta médica 1

intérprete 3

fisioterapeuta y masajista 1

periodista 2

asistenta de radiografía 1

escritora 2

cuidadora de niños 1

filóloga 1

maestra de niños 2

fotógrafa 2

En la España republicana estas mujeres no trabajaban en sus profesiones, sino ellas trabajaron de médicas, fisioterapeuta, radiólogas, enfermeras, asistenta de radiología, cuidadoras de enfermos, sanitarias en los hospitales de las Brigadas Internacionales o en las Columnas de las milicias.

Encontramos mujeres que eran empleadas en las Casas de niños de las Brigadas Internacionales, que trabajaban de intérpretes y traductoras, fotógrafas y periodistas, cocineras, maestras de niños, milicianas en el Grupo Internacional, Columna Durutti, del Grupo Thälmann o en las milicias de la POUM.

Son, pero también, locutoras y empleadas técnicas de la Radio (Deutscher Freiheitssender – Emisora Libre Alemana – 29,8 de la emisora de la UGT en Madrid, Radio Barcelona CNT y Radio Madrid).

Pero también trabajaban como empleadas y fuerzas técnicas en el servicio internacional del PSUC, en el sector internacional del PSUC, en la comisión de cultura de las Brigadas Internacionales, la agencia de prensa, en comisaría de propaganda de la PSUC, empleadas del servicio de retaguardia de las Brigadas Internacionales y en la administración del servicio sanitario.

Pero la mayoría de las mujeres trabajaba en el sector médico 57. En su representación se pueden mencionar aquí a:

Margarita Zimbal (Zimmermann, Margarete, llamada Putz) era miembro del Partido Socialista Obrero alemán, se había exiliado a España y vivía en Barcelona. Ya, en julio de 1936, durante la defensa al golpe, actuaba en una entidad de las milicias del POUM como infanterista. En agosto de 1936 era participante en la misión-Mallorca de Alberto Bayo. El 23 de octubre de 1936 se informó en «La Vanguardia» que Margarita Zimbal había sido herida en el frente de Huesca el 22 de octubre y que había fallecido por causa de sus heridas el 23 de octubre.

Lotte Möller-Spangenberg pertenecía al Partido Comunista de Alemania. A partir de 1933 se dedicó al trabajo clandestino, se exilió en mayo de 1933 a Inglaterra y Dinamarca. En mayo de 1937 se fue para España. Lotte trabajó de maquinista, redactora y locutora en la Radio (Deutscher Freiheitssender – Emisora Libre Alemana – 29,8 y con Käthe Dahlem en la oficina de Franz Dahlem. A finales de 1939 su camino la llevó a Suecia y Dinamarca. Aquí fue detenida en Copenhague en mayo de 1941, llevada a la cárcel de Vestre hasta junio de 1943, sumando tres meses internada en el campo de Horserød. Al principio de octubre de 1943 fue llevada al campo de concentración (KZ) Stutthof. A principios de 1945 fue liberada por las tropas británicas. Mediante la Cruz Roja pudo volver a Dinamarca.

Marta Drumm, miembro del Partido Socialdemócrata de Alemania, en febrero de 1937 se fue junto a su marido Hermann como ayudante sanitaria a Albacete. Su marido luchó como subteniente en la 3a compañía del Batallón Thälmann y cayó el 1ero de septiembre de 1937. Marta en este momento estaba embarazada de cinco meses. A pesar de esta situación siguió trabajando como enfermera de quirófano hasta 14 días antes del nacimiento de su hijo, al que le dio el nombre de su padre, Hermann.

La evaluación de su misión, que no vale solamente para sí misma, sino para muchos más, Marta Drumm expresa de la siguiente manera: «En nuestra lucha hemos conocido felicidad y éxitos, nos hemos equivocado y cometido errores y sufrido muchas derrotas, pero siempre hemos sido fieles a nuestros ideales, a pesar de no tener por eso una vida fácil… Hemos prestado solidaridad, lo mejor que podíamos y nos la devolvieron mil veces.»

Después de la guerra en España les fue imposible a las mujeres alemanas de regresar a su patria. Muchas de ellas se unieron al movimiento de resistencia en sus países de exilio.

De las 165 pudimos averiguar que 83 de ellas emigraron a Francia, Argelia, Bélgica, Inglaterra, Dinamarca, Suecia, Noruega, Suiza, México, Nueva Zelanda, Colombia y los Estados Unidos. De ellas 46 a Francia.

De 82 se desconoce el camino después de abandonar España. Después de la ocupación de Francia por la Wehrmacht alemana, muchas mujeres fueron internadas en campos. De allí 16 entregadas a los fascistas alemanes y que las llevaron a Alemania y para juzgarlas allí o meterlas en los campos de concentración nazi. Esto claro sucedía también en los otros países ocupados por la Wehrmacht alemana.

Entre ellas Betty Rosenfeld. Junto a sus hermanas Charlotte y Ilse emigró en 1935 a Palestina y ellas trabajaron allí en un Kibbuz. En 1937 de allí se fue a España y trabajó allí de enfermera en los hospitales de las Brigadas Internacionales en Murcia y Mataró. En Mataró se casó en marzo de 1938 con Sally Wittelson, un voluntario de las Brigadas Internacionales, y que había conocido allí. Para Betty y su marido un regreso a su país no entraba en sus planes. En 1938 se trasladó a Francia y vivió allí en un grupo de antiguos interbrigadistas y familias de refugiados republicanos.

El 10 de junio de 1939 ella y su marido Sally fueron internados. El 7 de agosto de 1942 Betty fue entregada por el régimen de Vichy a los alemanes. En el campo de acogida de Drancy se encontró con su marido. El 7 de septiembre de 1942 un tren abandonó Drancy con 998 mujeres y hombres judíos a bordo, entre ellos Betty y Sally. Dos días después alcanzaron el campo de concentración Auschwitz-Birkenau. Aquí Betty fue asesinada. De su marido Sally no existen informaciones si ha sobrevivido el día de la llegada a Auschwitz.

Mediante las biografías registradas por nosotras, podemos informar de 27 mujeres alemanas que lucharon en la resistencia contra la ocupación alemana. Entre ellas:

Lisa Ost y Hedwig Rahmel-Robens pertenecían al grupo de resistencia francés Bir Hakeim, que operaba en las Cevennes.

En mayo de 1944 ambas fueron detenidas por la milicia francesa y entregadas a la Gestapo. Fueron torturadas brutalmente, se mantuvieron firmes. El 26 de junio de 1944 asesinadas en Alès/Departamento Lòzere. Su cadáver fue tirado junto a otros 80 víctimas en un pozo de mina cerca de Puit de Célas. La población ordenó para las víctimas un entierro digno en el cementerio de Alès. En las lápidas de Hedwig Rahmel-Robens y Lisa Ost está escrito: «Partisanas alemanas, muertas por la libertad, matadas por la Gestapo».

Tampoco podemos olvidar a las mujeres que desde fuera de España brindaban su solidaridad con este pueblo valiente. Solamente pudimos registrar a muy pocas de ellas. Pero sabemos que en el mundo entero, se prestó a España solidaridad millonaria, incluso en la Alemania fascistas.

Hemos registrado a 23 alemanas que desde fuera de España prestaron su solidaridad con la República Española y con los combatientes, que fueron internados en Francia después de la guerra española.

Una de ellas fue Ruth Oesterreich. Ella emigró en 1933 a Checoslovaquia y se unió aquí al grupo socialista «Empezar de nuevo». En 1938 se fue a Francia y de allí siguió a Bruselas. Perteneció al la organización de espías «Marco Polo» que informaba a la República Española sobre suministros de armas planificados o embarques de soldados alemanes a España. También recaudó para la resistencia francesa informaciones importantes de Alemania, sobre todo militares. Junto a su hija, que también se llamaba Ruth, fue detenida el 21 de abril de 1941 por la Gestapo en Bruselas y llevada a Aachen y Karlsruhe. Mientras su hija fue dejada en libertad, Ruth Oesterreich fue llevada a Berlín, condenada a muerte por alta traición y ejecutada el 25 de junio de 1943 en Berlín-Plötzensee.

Además: La señora Derksen, su nombre se desconoce, de Duisburg, que llevaba a voluntarios, que estaban en camino hacia España, cruzar la frontera cerca de Kaltenkirchen. Esta tarea había cumplido hasta entonces su marido Wilhelm hasta su detención por la Gestapo en enero de 1937.

El número de participación de hombres que acudieron a prestar su ayuda a la República fue mucho más alto que la de mujeres, lo que tenía razones naturales. Pero en cuanto a su espíritu luchador y de sacrificio estaban a la misma altura que los hombres. Desgraciadamente muchas veces su misión se degradaba como apéndice de sus hombres. Esto es muy injusto y requiere corrección.

Su ejemplo particular exige nuestro homenaje actual.

Ingrid Schiborowski, Anita KochnowskiÂÂ