concentracion 15 junio
Concentración junto al monumento de las Brigadas Internacionales
vvFoto Óscar Rodríguez
El sábado 15 de junio celebramos el primer acto público de apoyo al monumento de las BI amenazado por la tan insólita como injusta sentencia del TSJM. Alrededor de doscientas personas –-y muchas más que estaban en espíritu con nosotros, dentro y fuera de Madrid y de España– acudimos a testimoniar nuestra disposición a defender la memoria de la lucha antifascista española, uno de cuyos elementos fundamentales fue la solidaridad internacional, plasmada sobre todo en la lucha de las BI codo con codo con el pueblo español.
El acto fue convocado por la Asociación Foro por la Memoria y secundado por la AABI y otras organizaciones integradas o no en la Coordinadora de la Memoria histórica y democrática de Madrid. Javier Moreno hizo la presentación en la que criticó el “doble rasero institucional” que se está empleando en el tema de la Memoria Histórica, manteniendo calles y monumentos del Fascismo, como el Arco de la Victoria, y pretendiendo eliminar el monumento de las BI.
Luego dio la palabra al Rector de la UCM, José Carrillo, quien justificó la presencia de este monumento ya que la juventud que vino en 1936 a luchar en este Campus lo hizo para defender la democracia y detener el avance amenazante del fascismo, un avance que la derrota republicana convirtió en irrefrenable y abocó a la SGM. También dijo que la UCM no ha recibido aún la comunicación de la Diligencia judicial del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo y que cuando la reciban, harán lo conveniente. Criticó en cambio la conducta del Ayuntamiento de Madrid a quien la UCM ha solicitado licencia urbanística en tres ocasiones sin dar la preceptiva respuesta y negándose a aceptar la regla de que el silencio administrativo, una vez transcurrido el plazo previsto por ley, significa la aprobación automática de la solicitud.
El Presidente de la AABI, Vicente González, recordó que el monumento de la CU fue promovido por esta asociación para rendir un justo homenaje a aquellos 35.000 voluntarios venidos de todo el mundo que lucharon aquí y muchos – cerca de 10.000 – dejaron sus vidas como supremo testimonio solidaridad. Hay que impedir, dijo, la desaparición de este monumento e incluso erigir más, para dar a conocer a los jóvenes de hoy del futuro un ejemplo de comportamiento heroico y solidario, muy necesario ahora para afrontar los retos del futuro. Vicente González anunció que el monumento y la AABI están recibiendo apoyos de todo el mundo con firmas, cartas y concentraciones… La lucha debe continuar.
Al final, tras diversas intervenciones, fue leído el poema de Pablo Neruda, incluido en su España en el corazón, y dedicado a la “Llegada a Madrid de la Brigada internacional”. Sus palabras sacudieron con rabia la atmósfera de aquella calurosa mañana madrileña de junio:
Una mañana de un mes frío,
de un mes agonizante, manchado por el lodo y por el humo,
un mes sin rodillas, un triste mes de sitio y desventura,
cuando a través de los cristales mojados de mi casa se oían los chacales africanos
aullar con los rifles y los dientes llenos de sangre, entonces,
cuando no teníamos más esperanza que un sueño de pólvora, cuando ya creíamos
que el mundo estaba lleno sólo de monstruos devoradores y de furias,
entonces, quebrando la escarcha del mes de frío de Madrid, en la niebla
del alba
he visto con estos ojos que tengo, con este corazón que mira,
he visto llegar a los claros, a los dominadores combatientes
de la delgada y dura y madura y ardiente brigada de piedra.
Era el acongojado tiempo en que las mujeres
llevaban una ausencia como un carbón terrible,
y la muerte española, más ácida y aguda que otras muertes,
llenaba los campos hasta entonces honrados por el trigo.
Por las calles la sangre rota del hombre se juntaba
con el agua que sale del corazón destruido de las casas:
Los huesos de los niños deshechos, el desgarrador
enlutado silencio de las madres, los ojos
cerrados para siempre de los indefensos,
eran como la tristeza y la pérdida, eran como un jardín esculpido,
eran la fe y la flor asesinadas para siempre.
Camaradas,
entonces
os he visto,
y mis ojos están hasta ahora llenos de orgullo
porque os vi a través de la mañana de niebla llegar a la frente pura de Castilla
silenciosos y firmes
como campanas antes del alba,
llenos de solemnidad y de ojos azules venir de lejos y lejos,
venir de vuestros rincones, de vuestras patrias perdidas, de vuestros sueños
llenos de dulzura quemada y de fusiles
a defender la ciudad española en que la libertad acorralada
pudo caer y morir mordida por las bestias.
Hermanos, que desde ahora
vuestra pureza y vuestra fuerza, vuestra historia solemne
sea conocida del niño y del varón, de la mujer y del viejo,
llegue a todos los seres sin esperanzas, baje a las minas corroídas por el aire sulfúrico,
suba a las escaleras inhumanas del esclavo,
que todas las estrellas, que todas las espigas de Castilla y del mundo
escriban vuestro nombre y vuestra áspera lucha
y vuestra victoria fuerte y terrestre como una encina roja.
Porque habéis hecho renacer con vuestro sacrificio
la fe perdida, el alma ausente, la confianza en la tierra,
y por vuestra abundancia, por vuestra nobleza, por vuestros muertos,
como por un valle de duras rocas de sangre
pasa un inmenso río con palomas de acero y de esperanza.
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