Dombrowski Jarama
El batallón Dombrowski en la batalla del Jarama
Comisión histórica de la AABI. Enero 2016
Próxima la realización de la 9ª marcha del Jarama, dedicada a los voluntarios del batallón Dombrowski, queremos recordar algunas de sus acciones en la guerra antifascista, en este caso las relacionadas con la batalla del Jarama.Todo sea en recuerdo y honor de aquellos heroicos 5000 voluntarios polacos que unieron su corazón y voluntad a la lucha del pueblo español.
La ofensiva franquista del Jarama fue la tercera de las operaciones organizadas por Franco para tomar Madrid. Arrancó el 6 de febrero de 1937 con cuatro columnas que rompieron las defensas republicanas situadas al este de la carretera de Andalucía entre Pinto y Valdemoro. La columna de la izquierda, mandada por el coronel Rada, se dirigió hacia La Marañosa, pero fue retenida con valor durante dos días. La columna de la derecha, a las órdenes de García Escámez, avanzó hacia Ciempozuelos, que logró tomar tras intensos combates que dejaron numerosas bajas republicanas. Las columnas centrales avanzaron hacia el Jarama. El cruce del río Jarama se retrasó hasta el día 11 debido a la dura resistencia republicana; una de las reacciones más importantes la protagonizaron el día 9 la 19 brigada, al mando del mayor Manuel Márquez, y el batallón Dombrowski que contraatacaron en el Espolón de la Marañosa. Gracias a esto los franquistas no consiguieron tomar el puente de Arganda y perdieron el control del Espolón.
La segunda fase de la batalla comenzó en la madrugada del día 11. La columna de Barrón, básicamente compuesta por las unidades de la 13 división (la “Mano Negra”), consiguió cruzar el río tras aniquilar una sección del batallón André Marty. La reacción del mando republicano ante este grave hecho fue, según Luigi Longo, la siguiente:
Al momento se dictan órdenes para movilizar a la brigada y enviar las fuerzas disponibles para detener el avance enemigo. Se refuerza la defensa del puente de Arganda, pero lo que más urge ahora es enviar fuerzas nuevas y organizadas a la orilla izquierda del Jarama para resistir ahí a los fascistas que avanzan desde la llanura aprovechando la brecha abierta… Con ese fin, se utilizan las compañías garibaldinas de reserva en Arganda que, en cuanto se reúnen, parten cantando directamente al punto donde la amenaza fascista es mas grave. En las casas de Porcales los garibaldinos encuentran a los combatientes del batallón franco-belga y a los sobrevivientes de la compañía sorprendida en el Pindoque. Sólo en ese momento conocemos los detalles de lo ocurrido durante la noche y los peligros que se ciernen sobre todas nuestras fuerzas…
Los fascistas han logrado establecer una amplia y sólida cabeza de puente. Entre el puente de Arganda, todavía en nuestro poder, y el puente de Pindoque, en manos de los fascistas, hay tres o cuatro kilómetros de distancia… La parte más grave y apremiante es la llanura que separa el Jarama de los cerros que se elevan a su izquierda, a cuatro o cinco kilómetros de distancia. Desde ahí, a través del caserío de Porcales, la marea fascista podría avanzar por el valle hasta Arganda, cortar la carretera de Levante y proseguir hacia Loeches y Alcalá de Henares. También tendrían la opción de avanzar hacia Morata de Tajuña para, con un movimiento más amplio, alcanzar los mismos objetivos.
No hay tiempo que perder. A ambos lados de la brecha abierta hay fuerzas republicanas, pero de frente, en dirección a Morata de Tajuña, hay de momento un vacío que se ensancha a medida que la cabeza de puente enemiga es más amplia… Es necesario presionar sobre los flancos de la cabeza de puente y organizar la resistencia frente a él llenando el vacío en el sector de la brecha abierta… El batallón Garibaldi ocupa la llanura formando un dique capaz de contener a la creciente marea fascista. El batallón polaco, que estaba sobre el Manzanares, a la derecha de la brigada, es llamado con urgencia para que se posicione a la izquierda del Garibaldi; su misión es avanzar entre el valle y el monte y establecer contacto con el resto de las unidades republicanas. [1]
El primer movimiento de las tropas moras de Barrón en la mañana del día 11 consistió en apoderarse de las colinas de Pajares para poder asegurar su avance posterior hacia Arganda. A pesar de la heroica resistencia del batallón André Marty, las tropas de Barrón se apoderan del vértice Pajares provocando una tremenda carnicería entre los franco-belgas.
El batallón Dombrowski el 11 de febrero
El general Lukacs, jefe de la XII BI, situó al Dombrowski a la izquierda del Garibaldi, cubriendo la mitad oriental del valle y las colinas situadas a la izquierda de la carretera de Chinchón. Durante la mañana tuvo que hacer frente a repetidas acometidas de la caballería franquista que pugnaba por ampliar la cabeza de puente y abrirse paso hacia Arganda. Afortunadamente, la llegada de los tanques de Paulov debilitó el ataque franquista por dicha zona. A mediodía el general Lukacs ordenó al batallón acompañar el avance de 14 tanques hacia el puente de Pindoque. Tras un primer intento, los hombres volvieron a sus trincheras al verse intensamente batidos por la artillería de la Marañosa que disparó todo el día sin cesar. Por la tarde arreciaron las acometidas de la caballería mora que fueron contenidas, pero a costa de graves pérdidas. Así describe Giovanni Pesce, del Garibaldi, aquellos combates:
En la ofensiva fascista los marroquíes fueron enviados como vanguardia para romper las primeras líneas del Dombrowski. Eran centenares y producían un pánico indescriptible. Muchos republicanos huían ante jinetes tan temibles. Yo estaba junto a nuestro comandante; no sé por que, pero tomé una ametralladora, me puse en medio de la carretera y, entre los dos, paramos su ataque… Esto nos devolvió la confianza y muchos miembros del Garibaldi volvieron a su posición. [2]
Pese a todo, el batallón fue cediendo terreno sin dejar de mantener a los marroquíes a corta distancia. Otro testigo, el asesor soviético Batov, dio esta pincelada de aquel día:
En este combate se destacó un jefe de sección alemán. Su sección tomó dos ametralladoras e hizo muchos prisioneros. Después de la acción, hablé con él y me interesé por saber dónde había recibido la instrucción militar:
– Soy ayudante de profesor, he estudiado las vegetaciones marinas y nunca estuve en el ejército, me contestó.
– Sin embargo, usted ha conducido con gran maestría sus combatientes al ataque, igual que un oficial profesional, le dije con admiración.
– Posiblemente, pero de mí no saldrá ningún militar. Además veo mal. En el ataque seguí el impulso de mi corazón, mi convicción de que el fascismo es el enemigo jurado de la ciencia, de la civilización. A mi lado iban hombres de las mismas ideas, hombres de corazón ardiente. Por eso hemos tenido éxito.
Los días siguientes corroboraron el estoicismo inquebrantable que poseían esos hombres de ardoroso corazón. [3]
Ya en plena noche del 11 al 12 de febrero, se encontraron el coronel Sabio, jefe de la 5ª brigada de carabineros, y el general Walter, jefe de la XII BI, en el olivar situado a la derecha del km 23 de la carretera de Valencia. Tras felicitarse por haber contenido el primer asalto, reorganizaron sus fuerzas sobre el terreno. La 5ª brigada ocupará la mitad oriental del valle hasta las primeras colinas de Arganda, mientras que el batallón Dombrowski tratará de enlazar más al sur con las fuerzas de la XI BI. Luigi Longo escribe:
…Se cierne la noche sobre una situación extremadamente difícil y llena de peligros… El enemigo ataca con cerca de treinta mil hombres y un centenar de tanques, aparte de los cañones y aeroplanos. Es el más grande despliegue de hombres y material bélico que jamás haya habido. Tiene la ventaja de la iniciativa y ha logrado abrir una brecha en nuestro frente, tratando de ampliar su avance hacia Arganda y Morata de Tajuña. Esta brecha debe cerrarse lo más pronto posible. El jefe del Estado Mayor de la defensa de Madrid, Vicente Rojo, ha dicho a los comandantes de las tropas que intervienen que hay alcanzar ese objetivo urgentemente… sin importar la táctica que se emplee. [4]
El batallón Dombrowski los días 12 y 13 de febrero
Al día siguiente a la columna de Barrón se unieron otras dos columnas: la central, de Sáenz de Buruaga, y la izquierda, de Asensio Cabanillas. Para afrontar el envite estaban ya dispuestas la XI BI, llegada el día 11, y la XV BI, recién llegada el mismo día 12 y rápidamente desplegada a ambos lados de la carretera de Morata a San Martín de la Vega. La XI BI se había situado sobre el km 29 de la carretera de Chinchón, a ambos lados del Alto de la Radio. Longo ya había advertido el amplio espacio (3-4 km) existente entre las XI y la XII brigadas. Afortunadamente la llegada de los carabineros de la 5ª brigada permitió a los restos del batallón Dombrowski desplazarse al sur, hacia las colinas de Toriles y Valdeoliva, buscando el contacto con la XI BI.
Situado ahora sobre las colinas que ascienden hacia Morata, el Dombrowski tuvo que soportar el día 12 una presión aún mayor. Las fuerzas de Barrón emprendieron una impetuosa ofensiva fuertemente apoyados por la artillería y los tanques. El enemigo rompió la línea de defensa en el sector de soldadura entre los carabineros de la 5ª brigada y el Dombrowski: una parte de él fue atacada simultáneamente por la caballería mora desde la retaguardia y por los tanques y la infantería desde el frente. Los voluntarios cercados se defendieron hasta la última bomba de mano y pelearon cuerpo a cuerpo, pero cedieron el espolón situado a la izquierda del km 25 de la carretera de Chinchón.
El día 13 prosiguió la lucha, como cuenta este :
Al amanecer del día 13 atacamos. Para los fascistas fue una sorpresa. En poco tiempo avanzamos un kilómetro y logramos ocupar una línea. Ésta no quedó muy bien situada: estábamos en unas colinas a las que era difícil acercarse para llevar munición ya que el valle quedaba bajo el fuego de la artillería rebelde. A pesar de ello, nuestros camaradas se aproximaron aunque llegaron pocos. Oíamos sus quejas, pero no podíamos ayudarles: el valle era una muerte segura.
Sacando ventaja de esta situación, los fascistas contraatacaron. Carecíamos de municiones y teníamos muchos heridos. Utilizamos las últimas reservas. El enemigo, cada vez más audaz, se aproximó a nuestras trincheras. Estábamos casi cercados y no teníamos más que una salida: situar las Maxims en una cresta algo más retrasada. El sargento Simón Kenisberg, un judío polaco de Klimentow (Kielce) ordenó a los heridos leves que nos ayudaran a cambiar de sitio las ametralladoras. Para protegernos comenzaron a lanzar granadas a los atacantes. Luego nosotros cubrimos con nuestras ametralladoras al grupo de compañeros que seguían disparando en la anterior posición bajo la dirección de Kenisberg. De pronto, al asomarse éste para lanzar otra granada, una bala le atravesó el casco. Cayó muerto. Más tarde los fascistas atravesaron con bayonetas su cuerpo muerto.[5]
Aquel combate produjo 50 muertos y más de 100 heridos, entre ellos su jefe Pavel Szliniarsz, sustituido el 13 de febrero por Jan Barwinski (nombre real, Józef Strzelczyk), un obrero metalúrgico de Lodz y activista del Partido Comunista polaco. El batallón se vio obligado a retroceder, lo que aprovechó la caballería para adelantar posiciones hasta las alturas cercanas a Valdeoliva, unos 800 m al sur del vértice Valdeperdices. Afortunadamente Barrón dio orden de interrumpir el avance para que sus fuerzas no quedaran descolgadas de las de Buruaga, que habían tropezado con la resistencia de la XI BI.
Al día siguiente, 14, los dombrowskianos se afianzaron en sus posiciones de Valdecorzas y Valdeoliva, contando con la ayuda de los tanques de Paulov y en la confianza de que pronto llegarían los batallones de la XIV BI que serían colocados entre ellos y la XI BI. A partir de ese momento la iniciativa republicana en ese sector pasó a la XIV BI y a la PUA (Primera Unidad de Avance).
Los refuerzos llegados en aquellos momentos permitieron reponer las pérdidas sufridas. El batallón se completó con combatientes de otras nacionalidades, entre ellos españoles de la Compañía Ambiente de Milicias Populares, fogueada ya en combates y entrenada en Vicálvaro en las semanas anteriores. Vicente Rojo, jefe de estado mayor de la defensa de Madrid, tuvo palabras de reconocimiento para con este batallón y toda la XII BI:
Nuestra agrupación de fuerzas de Arganda… no se conformó con frenar la embestida sino que, empleando sus carros y reservas, contraatacó enérgicamente hacia el puente de Pindoque, reacción que desarticuló la maniobra en profundidad de la columna que llevaba la iniciativa del esfuerzo enemigo hacia Arganda. En tal reacción tuvieron una brillante actuación los carros y la brigada internacional dislocada en ese sector. [6]
La llegada de la XIV BI
La XIV BI, estacionada en la zona de Torrelodones tras participar en los combates de enero sobre la carretera de la Coruña, recibió el 14 de febrero la orden de trasladarse a Arganda. A las cinco de la tarde descendieron en el km 16 de la carretera de Arganda a Morata y marchó a tomar posición en las colinas de Arganda situadas al oeste del vértice Milano, sobre los km 33-35 del ferrocarril del Tajuña.
Su jefe, el general Walter, le dio la misión de atacar en dirección al vértice Pajares, el centro neurálgico de la columna de Barrón. Así lo hicieron el día 15 sus tres batallones, el 10º mandado por Guimpel, el 12º por Demougin y el 13º por Putz. Repárese en la referencia al contacto del 10º batallón con una compañía del Dombrowski:
Unos metros carretera abajo, los voluntarios cruzan la vía férrea. Algo más lejos están los olivares que la XIV ha visto ya en Andalucía; aquí los olivos están más dispersos. La Brigada pasa esa noche en el valle. El 15, al alba, ataca en las pendientes. Los primeros disparos se oyen a las seis. A la derecha está el 10° batallón, el 13° en el centro y el 12° a la izquierda. Enfrente están los nacionales, que controlan los extremos del territorio que domina el valle; entre éstos y la XIV se produce una carrera para ver quién llega antes para ocupar las colinas que cubren el suroeste de Arganda. La XIV ganará la carrera al precio de grandes pérdidas.
En su marcha, el 10° encuentra sobre una cima a una compañía del Dombrowski separada del resto; a pesar de haber sufrido grandes pérdidas, se esfuerza por mantener sus posiciones. Bajo el tiro de las ametralladoras, el 10° fracasa en su primer intento de tomar la primera cresta, pero finalmente ésta es conquistada al asalto.
En el centro, una granja blanca situada sobre una colina, sirve de punto de apoyo a los nacionales. El batallón 13°, todavía dirigido por Putz, actúa por el centro: a la cabeza avanza su compañía de ametralladoras mandada por Gabriel Hubert. Por los desfiladeros y los ángulos muertos llegan dos secciones ante la granja. Es cuadrada, rodeada por un muro de cemento donde se ven dos puertas. Los voluntarios se acercan bajo el fuego de las ametralladoras que tiran desde el primer piso. Tienen muertos y heridos, pero la mayor de las dos puertas es destruida con granadas. Los franceses se acercan al muro. Siguen tirando granadas y penetran en el patio. Hay unos diez nacionales muertos. Desde el primer piso sigue disparando una ametralladora. Los voluntarios entran en el piso bajo de la granja. El grupo que queda en el primer piso se niega a rendirse; se defiende hasta el final.
El 12° ha apoyado esta acción atacando por el flanco; su jefe, Demougin, muere. Finalmente, la granja es tomada, pero resulta un blanco fácil. Un cuarto de hora después es alcanzada por un tiro de mortero. Gabriel Hubert reúne a sus hombres y hace que retrocedan cincuenta metros. La granja está en ruinas: sus paredes derruidas cubren con sus piedras a heridos y muertos. Son las tres de la tarde del 15 de febrero de 1937. [7]
Esa noche el general Walter fue nombrado jefe de la división A y Putz se hizo cargo de la brigada. Las jornadas siguientes siguieron en el mismo tono: ataques y contraataque continuos. El bautismo de fuego en el Jarama había sido sangriento: más del 50% de bajas en cada batallón y apenas conquista alguna de terreno. Pero la columna de Barrón fue frenada.
Veamos el relato de estos combates escrito por el coronel franquista Iniesta Cano, uno de los jefes de la 4ª bandera de la Legión:
Durante los meses de febrero y marzo [los legionarios de la 4ª Bandera] permanecimos en el frente del Jarama… Fueron aquellos meses de una dureza extraordinaria. Unidades de choque de los rojos, compuestos en gran parte por las Brigadas Internacionales, atacaban de manera constante nuestras posiciones establecidas en los famosos olivares del Vértice Pajares y zonas inmediatas.
…A mediados de mes, concretamente el 15 de febrero, recibimos la orden de avanzar para ocupar las posiciones enemigas situadas en el llamado Chalet Blanco, sobre la carretera de Puente Arganda a Colmenar. Al empezar la operación cae gravemente herido el capitán Alfonso Mora, jefe de la bandera y, a consecuencia de ello, tengo que hacerme yo cargo del mando en plena acción. Continuando el avance, el enemigo, con el apoyo de carros de combate, me ataca fuertemente por el flanco derecho creando a la bandera una difícil y muy comprometida situación.
Me veo ante el problema de conjugar la acción para ocupar el objetivo que se me había asignado, con la necesidad imprevista de detener, contraatacando, el ataque de flanco lanzado por los rojos. Debo contraatacar, debo guardar reservas en mi mano, y debo asegurar tanto mi acción frontal como mi flanco izquierdo. Eran muchos problemas a resolver sólo con la bandera, bastante reducida por las bajas de los combates anteriores. Mas la Legión suple con su entusiasmo la escasez e incluso la carencia de medios necesarios. Su arrojo, su espíritu elevado, su extraordinario empuje y su desprecio consciente por la muerte, son factores de valor decisivo para resolución de todos los problemas, por graves que éstos sean. Y así ocurrió como había de ser en aquella ocasión.
…El enemigo resistía apoyado en sus carros de combate. Sus tropas eran extranjeras y dotadas de un valor bien demostrado. Pero el brioso empuje legionario, buscando el cuerpo a cuerpo, y quemando los carros de combate mediante el lanzamiento contra ellos de botellas llenas de líquido inflamable, les hizo desistir de su propósito al ver que ya era inútil toda resistencia. A mi orden, y con los oficiales en cabeza, nos lanzamos en rápida carrera para ocupar sus posiciones, lo que logramos en muy pocos minutos, haciendo al enemigo unos 22 muertos, y 30 bajas más entre heridos y prisioneros, apoderándonos también de un carro de combate, otros dos incendiados, cuatro ametralladoras, un lanzagranadas, 6 cajas de granadas, cuatro de 1.600 cartuchos de fusil, 46 fusiles y un lanzallamas. [8]
Lo cierto es que el Chalet Blanco, o Casa de las Avispas, se mantuvo en poder republicano y, tras muchos forcejeos, se consolidó la línea de defensa entre el Monte de Valdepeñas, Valdeolivas y Valdeparaíso.
La avenida Putz
La XIV BI editó en 1937 un libro sobre sus acciones y andanzas: La Quatorzième. El capítulo dedicado a la batalla del Jarama lleva por título “Le kilomètre 16”. De este capítulo extractamos unos párrafos que reflejan el ambiente en el puesto de mando de la XIV brigada, situado cerca del puente de Valdepeñas:
Un cartel de madera está fijado al talud de color arcilla. La avenida no es amplia, como las avenidas habituales. De hecho, la Avenida Putz no es una avenida. En lugar de asfalto hay rieles sobre traviesas. Es un ferrocarril de vía estrecha que une Arganda con Morata. En los taludes de cada lado hay agujeros, grandes alveolos que parecen restos de abrigos prehistóricos. De uno de ellos llega el sonido de un teléfono; del otro, los ronquidos de los que duermen. En frente, al pálido sol de la mañana, se ve material de guerra y hombres. Un grupo se encuentra en medio de la avenida y discute con animación. En la Avenida Putz se sitúa el Estado Mayor de la Decimocuarta.
Putz es, desde hace poco, el jefe de la Brigada. El General Walter está al frente de una División. André Heussler, que dirigió con Walter la Brigada en tres batallas, ya no está aquí. Fue herido gravemente aquí mismo, en la Avenida Putz, por la metralla que se le incrustó en el hombro, y aquí mismo le alcanzó una bala al comandante Putz, aunque la herida fue leve y ha podido seguir en su puesto.
25 de febrero. Estamos en el EM de la XIV BI, situado en la avenida de Putz, el nombre que se da a ese tramo del ferrocarril de Arganda a Morata. Es un tramo peligroso y no lejos de la primera línea: el comandante de la brigada, Joseph Putz, ha sido alcanzado por una bala, afortunadamente sin importancia; sin embargo André Heussler sí ha tenido que ser retirado tras ser herido en la espalda por un trozo de metralla.
La Avenida Putz es peligrosa. No está lejos de la línea del frente. Si uno anda unos metros por los carriles, se llega a un puente. El puente mira a un barranco. El barranco lleva a la casa amarilla y la Casa Blanca, posiciones de los batallones 12 y 13. A la derecha se extienden las posiciones del 10º batallón.
El barranco conduce a una casa de color amarillo… en realidad, conducía. Había una, pero ya no la hay; y la XIV ya no está en las trincheras. Esta mañana, después de once días sangrientos, acaba de ser relevada. La PUA -la Primera Unidad de Avance- ha ocupado su sector. Las fuerzas enemigas se han detenido; han comenzado la guerra de posiciones. Para eso, las fuerzas de la PUA son suficientes.
Siguiendo los raíles se llega pronto a un puente metálico que salva un barranco. Por aquí se llega a la casa amarilla y a la casa blanca, posiciones de los batallones 12 y 13. Un poco más allá, a la derecha, se extienden las posiciones del 10º batallón… Bueno, se extendían. Tras once días de sangrientos combate la XIV BI no está ya en las trincheras; acaba de ser relevada por la PUA. Las fuerzas enemigas han sido frenadas y ha comenzado la guerra de posiciones. Para ésta la PUA es suficiente.
En las traviesas de la vía que forman la avenida Putz se discute animadamente. Georges Nathan, el nuevo jefe de EM de la XIV, trata de señalar bien las posiciones y los medios de defensa. Van a dejar a los batallones de la PUA una parte de sus ametralladoras. La discusión es lenta: hay que traducir del inglés al francés y de éste al español; y viceversa. Pero se llega al acuerdo. [9]
NOTAS
[1] Luigi Longo. Las brigadas internacionales de España, p. 181
[2] Giovanni Pesce, en Le sel de la terre, p. 198
[3] P. Batov. Bajo la bandera de la España republicana, p. 242.
[4] Luigi Longo. Obra citada, p. 182.
[5] Testimonio de Stokstil, miembro de la compañía de ametralladoras. En Gina Medem. Los judíos voluntarios de la libertad, p. 43-44.
[6] V. Rojo. Así fue la defensa de Madrid, p. 162.
[7] Jacques Delperrie de Bayac. Las Brigadas Internacionales, pg. 200
[8] Carlos Iniesta Cano. Memorias y recuerdos, Editorial Planeta, Barcelona 1984.
[9] Theodor Balz. La Quatorzième.