Fanny Schoonheyt
Fanny Schoonheyt, pionera en el combate contra el fascismo en España
A finales de agosto de 1936 murió Felicia Browne, una artista británica que se sumó pronto a la lucha del pueblo español.
Por aquel entonces ya estaban aquí otras mujeres que habían empuñado las armas: la argentina Mika Etchébehère y la holandesa Fanny Schoonheyt. Nacida en Rotterdam en 1912, Fanny se granjeó pronto la fama de ser la joven más valiente de Barcelona. “Es una maestra con la ametralladora, pero también en la lucha por los derechos de la mujer”, dijo de ella su comandante.
Lo poco que se sabe de ella se lo debemos a los esfuerzos de su biógrafa, la periodista Yvonne Scholten. Nacida en el seno de una familia de la clase media, Fanny trabajó en un periódico holandés, donde conoció a numerosos escritores y artistas. Atraída, como tantos jóvenes, por la experiencia soviética, viajó a la URSS en 1934, y escribió algunos artículos sobre lo que estaba viendo.
Al finales de 1934 marchó a Cataluña, donde existía una extensa colonia de refugiados alemanes judíos huidos del III Reich. Según Marina Ginestá, una de las mujeres icono de la resistencia española contra los sublevados, su militancia política comenzó a finales de 1935, al participar en las reuniones de la Juventud Comunista en Barcelona: “Era difícil no fijarse en ella. Era alta, rubia y ¡fumaba cigarrillos! Ninguna mujer en Barcelona en ese momento se hubiera atrevido a encender un cigarrillo en público… Los hombres mayores la respetaban mucho y los hombres más jóvenes … se puede imaginar”.
Semanas antes del golpe fascista Fanny estuvo trabajando como corresponsal de prensa de la Olimpiada Popular, en cuyo comité organizador había un buen número de refugiados políticos. Al interrumpirse los juegos, Fanny se involucró en la lucha contra los sublevados y, poco después, se integró en una de las columnas (la del PSUC) que marchó al frente de Aragón. Allí estuvo luchando hasta noviembre de 1936, cuando fue herida y tuvo que ser hospitalizada.
Al reincorporarse, Fanny ya no marchó al frente, siguiendo la normativa general del Ejército republicano. Se integró en el servicio de seguridad del PSUC, prestando servicio probablemente en su sede el Hotel Colón. En la primavera de 1937 ya es un oficial del Ejército de la República española, tal y como se desprende del uniforme que lleva en la famosa foto de Centelles (Centro Documental de la Memoria Histórica). Yvonne Scholten afirma que, según varias fuentes, Fanny ejercía de directora del primer Campo de Instrucción premilitar establecido en Pins del Vallés en marzo de 1937.
Fanny volvió a ser noticia el 17 de junio de 1937, cuando La Vanguardia tituló: “Gravemente herida la gran luchadora antifascista Fanny”. Había sufrido un accidente de tráfico cerca de Tarragona y debió de pasar numerosos meses en el hospital. En la primavera de 1938 Fanny intentó renovar su pasaporte en el consulado de los Países Bajos en Barcelona. Su solicitud fue denegada. El verano de 1938 fue a Toulouse, donde intentó sacar una licencia de piloto. El 6 de enero de 1939, unas semanas antes de la caída de Barcelona, ??todavía estaba decidida a volver a España, pero los acontecimientos se precipitaron y no le quedó otra opción que instalarse en París.
En febrero de 1940, bajo los auspicios del SERE, emigró a la República Dominicana. No fue decisión suya, ya que los refugiados eran asignados a un destino y el dictador Trujillo se había decidido a admitir varios miles de refugiados españoles y judíos para, entre razones, “mejorar la raza”.
Fanny rompió aparentemente con su pasado. Aparte de un puñado de cartas, no dejó documentos personales. Incluso su hija, nacida en 1940 en la República Dominicana, no supo hasta más tarde que su madre había luchado en España. Fanny le dijo que su padre era un combatiente republicano español, Julio López Mariani, que murió en el mismo barco que les llevaba al exilio. Aunque puede tratarse de un nombre inventado, de hecho Fanny comenzó a firmar como Fanny López.
Sin posibilidad de retorno a Holanda, Fanny comenzó entonces una carrera de éxito como fotógrafa, evitando el contacto con los republicanos españoles. Cuando la dictadura se hizo insoportable, Fanny pidió de nuevo el regreso a Holanda, aunque solo se le permitió instalarse en el colonia holandesa de Curaçao. La mayoría de los voluntarios holandeses se habían convertido en apátridas desde el Real Decreto de 1937 que les privó de la nacionalidad holandesa. Casi un tercio de los 700-800 voluntarios murieron en España y, de los que regresaron, muchos terminaron en campos de concentración alemanes, o pasaron a la Resistencia.
Finalmente, en 1957, Fanny pudo recuperar los papeles y regresar a Holanda. Estaba ya en muy mal estado y su salud se deterioraba rápidamente. En la Navidad de 1961 murió de un ataque al corazón.