Cronología mundial durante seis meses inquietantes. Enero-junio de 1938.
Acaba de aparecer el 5º volumen de la serie Cronología mundial… preparada por nuestro compañero Federico Rubio. Tras calificar los anteriores volúmenes (cada uno aborda un semestre de nuestra guerra) como vitales, trepidantes o decisivos, Federico ha preferido etiquetar este semestre como “inquietante”, y no le falta razón. Las cosas comenzaron a ir mal tanto para la República como para el movimiento democrático mundial.
Fue un espejismo la toma de Teruel a comienzos de 1938. Al final se impuso la lógica presente desde el inicio de la guerra: la República se hallaba casi aislada (si descontamos el apoyo material que recibió de la Unión Soviética y el apoyo humano y moral de las Brigadas Internacionales) y los sublevados recibían de forma continua y regular el armamento necesario para vencer. Tras la recuperación de Teruel, Franco lanzó sus formidables Divisiones sobre las desgastadas unidades republicanas que fueron replegándose hacia el Este. El 15 de abril los franquistas llegaban al Mediterráneo y partían en dos el territorio republicano. La situación era, efectivamente, inquietante, y no solo en España.
A finales de febrero Anthony Eden, Secretario del Foreign Office, tuvo que dimitir a causa de las concesiones que el Premier Chamberlain seguía haciendo, complaciente, a Mussolini. El camino a los vergonzosos Acuerdos de Munich (septiembre de 1938) estaba en sus comienzos. Quedaba todavía la esperanza francesa: Leon Blum gobernó Francia en marzo y abril. Con él aumentó el apoyo (soterrado) a la República y, por tanto, el optimismo de Negrín. Pero en abril Blum se vio forzado a dimitir y su sucesor, Daladier, optó por romper el Frente Popular y seguir el sendero a la claudicación de Munich marcado por Chamberlain.
En la República los ánimos de algunos (Azaña, Prieto…) comenzaban a flaquear y pedían negociaciones de paz. Negrín interpretó que aún quedaba capacidad de resistencia en el pueblo republicano y lanzó, el 1º de Mayo, una contraofensiva política y moral: los Trece Puntos, bajo el impulso de la consigna “Resistir es vencer”. Es desde esta perspectiva que, tanto él como Rojo, decidieron plantar cara y sacar las fuerzas necesarias para contraponer, en julio, la gran Ofensiva del Ebro, tras haber desbaratado la ofensiva franquista sobre Valencia de mayo-junio de 1938.
Federico introduce en su crónica una miscelánea de noticias, datos y relatos, crónicas periodísticas, partes de guerra, discursos, necrológicas… que van narrando mes a mes los acontecimientos más importantes (y a veces no tanto, como la final de la Copa mundial de junio de 1938) que iban sucediéndose como un camino abocado al fatal desenlace de la segunda guerra mundial. Fue el resultado de la voracidad de las potencias fascistas y de la ceguera, la cobardía y el entreguismo de las potencias democráticas. Los voluntarios internacionales lo venían anunciando desde 1936: solo la derrota de la agresión fascista en España podía evitar la gran conflagración mundial. No los escucharon.
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