La 150 Brigada Internacional en la batalla de Brunete

Publicamos ahora este artículo de Ernesto Viñas (impulsor de Brunete en la Memoria) que ofrece un pormenorizado relato de la actuación de esta brigada. Recordemos que la 150 (o CL BI) fue formada en  mayo de 1937 a partir del batallón Dombrowski, al que se añadieron los  André Marty y Rakosi. La 150 (también llamada ‘Dombrowski’) formó enseguida, con la XII BI (‘Garibaldi’), la 45 División Internacional, bajo el mando del general Lukacs. La primera misión de esta división fue la ofensiva sobre Huesca de junio de 1937, que fracasó, entre otras cosas por la muerte de Lukacs antes del inicio de la operación. Fue sustituido por el general Kleber, quien luego mandaría esta división en las siguientes batallas de Brunete y Belchite. Al finalizar la batalla de Brunete la 150 BI se transformó en la nueva XIII BI, cuando esta veterana brigada fue disuelta por el mando republicano.

El batallón Rakosi marchando al combate

Al inicio de la ofensiva de julio, la 45 división era la reserva del XVIII CE republicano. El día 8 de julio, cuando la XII BI ya se encontraba en su asentamiento cercano a Torrelodones, la 150 BI recibió órdenes de desplazarse desde Torrejón de Ardoz hasta el entorno de la presa del Gasco y casa de Panarras siguiendo el itinerario Ciudad Lineal – Fuencarral – Colmenar Viejo – Hoyo de Manzanares – Torrelodones.

El transporte de las fuerzas se hizo por batallones. Un kilómetro antes de llegar a Torrelodones las fuerzas desembarcaron de los camiones y prosiguieron su ruta a pie, atravesando un bosque. Cuando establecieron sus vivacs, la distancia de seguridad que se guardó entre batallones fue de 1.000 metros. La intendencia estableció su depósito de víveres en Colmenar Viejo, mientras que la sanidad divisionaria dispuso de un hospital de sangre en Colmenar Viejo o en Hoyo de Manzanares. El mando de la división lo tenía el general Kléber, el coronel Petrov era segundo jefe y el teniente coronel Pacciardi, tercer jefe.

 La 150 BI permaneció hasta el día 11 en sus posiciones al Sur de Torrelodones. Llegado el 12 (7º día de combates), se le comunicó la misión de participar como fuerza de segundo escalón en la columna A (con la XII BI en vanguardia) en el ataque que el Ejército de Maniobra tenía previsto lanzar mediante tres columnas (A, B y C) sobre una amplia zona del E del río Guadarrama. Sin embargo, un ataque franquista emprendido durante la noche del 11 contra la cumbre de La Mocha al que siguió otro en la mañana del 12 contra la loma Redonda, obligaron a cambiar los planes ya trazados para la 150 BI que, de formar parte de la citada columna A, pasó a quedar integrada “provisionalmente” en el XVIII CE junto a la XII BI, por si fuera necesario su empleo en el entorno de Villafranca del Castillo.

 Tras recibir a la 45 división como unidad propia, el XVIII CE le asignó, junto a las brigadas 2, 3 y 111, la misión de ocupar el total del entrante que el ejército franquista mantenía al O del Guadarrama, lo que significa que debían atacarse Villafranca del Castillo y el vértice de la Mocha desde al menos dos direcciones simultáneas. Como también le pasó a la XII BI, para la 150 BI seguirán entonces cinco días de ataques continuados contra las posiciones citadas, emprendidos desde una línea determinada por la loma Redonda y el puente sobre el Guadarrama de la carretera a Las Rozas y Majadahonda. En estos ataques (de N a S) la XII BI fue la vanguardia y la 150 BI el segundo escalón, y a pesar de la reiteración de esfuerzos y de la concentración de sus medios de fuego, los republicanos no consiguieron ocupar sus objetivos.

   

Sector nororiental del frente Brunete entre los días 16 y 23 de julio. Zonas de actuación de la 45 División Internacional

Llegado el día 16, el mando republicano tuvo que aceptar la evidencia de que no resultaba posible entrar en Villafranca del Castillo. Eligió por tanto dejar de exigir nuevos esfuerzos a sus brigadas 2, 3, XII, 111 y 150, que ya acusan un gran cansancio tras haber pasado hasta 10 días en campaña y ser las únicas del XVIII CE que mantenían (aunque en grado variable) la misión ofensiva desde el inicio de la batalla. Pasado el mediodía del 16, se hizo efectivo el repliegue de estas unidades hacia posiciones defensivas.

 En este contexto, la XII BI asumió la defensa de la línea determinada por loma Redonda – puente sobre el río Guadarrama – bifurcación de carreteras a Majadahonda y Las Rozas. La 150 BI por su parte, situó sus tres batallones guarneciendo el río Guadarrama entre los puentes a Majadahonda y de Retamar (línea S a N), y girando hacia el O, la margen N del arroyo de la Fuentecilla, que nace frente al vértice Cumbre, cerca de Las Rozas. De esta forma, la 150 BI quedó a cargo de un subsector de frente que se encontraba entre los de las brigadas XII y 30 bis (esta última perteneciente a la 10ª división). 

 El ataque que recibió la 150 BI durante la tarde del día 17 marcó el inicio del ciclo de contraofensivas franquistas que alcanzarían (aunque no simultáneamente) a todo contorno del frente del Ejército de Maniobra hasta el final de la batalla. Refiriéndose a esa tarde, el parte correspondiente del XVIII CE menciona que el sector de la 45 división (brigadas XII y 150) fue atacado desde el aire por 12 bombarderos y 18 cazas y desde tierra por tres batallones de infantería (unos 2.000 hombres), apoyados por caballería, siete tanques y un nutrido fuego artillero. Asegura el mismo parte que cuando la infantería enemiga se puso a tiro fue rechazada plenamente, así como sus tanques, que fueron puestos en fuga por cinco tanques propios que salieron a su encuentro para desarticular el ataque. El enemigo se replegó definitivamente tras sufrir un alto número de bajas y asumir que la defensa republicana no se quebraría. Sobre el frente específico de la 150 BI se detalla que el enemigo llegó a efectuar hasta cuatro asaltos, de los que el primero llegó a 300 metros de las trincheras y el segundo a solo 100, pues contaba con el apoyo de un denso y certero fuego de artillería que dificultaba mucho la defensa. Aun así, cuando los tiros de la artillería franquista tuvieron que cesar para no alcanzar también a su propia infantería, que ya estaba a poca distancia de las trincheras, se desencadenó el fuego de los morteros, fusiles y ametralladoras republicanos, provocando primero la detención en seco del asalto, y en pocos minutos su puesta en fuga, que en algunos momentos in150uso derivó en pánico. Tras este triunfo defensivo, la moral de las tropas de la 45 división se elevó de forma notable. Las bajas propias resultaron mínimas frente al gran quebranto causado entre las mejores fuerzas del enemigo.  

 Al llegar la mañana del 18, la 150 BI vuelve a ser atacada violentamente, llegando la infantería franquista otra vez tan cerca de las líneas, que pudo emplear granadas de mano antes de ser nuevamente rechazada. A partir de este último repliegue ya no habrá más intentos en la zona de la 45 división. Se han hecho fracasar (por el Este) los propósitos del enemigo, que buscaban converger sobre el vértice Líjar para encerrar a todo el Ejército de Maniobra.

Del 18 en adelante, y contrastando con el resto de sectores implicados en la batalla, los frentes de las divisiones 10 y 45 tendrán ya tranquilidad hasta el final de la batalla, lo que permitió reorganizar sus fuerzas y retirar a las más desgastadas de la primera línea. Durante el 19, la brigada 30 bis se incorporó a la 45 división y el batallón Rakosi de la 150 BI relevó al 4º de la 111 de sus posiciones. El día 20, fuerzas de los batallones 1º y 2º de la 150 brigada y del 2º de la XII dieron un golpe de mano que les permitió tomar al asalto unas trincheras enemigas frente a la cumbre de La Mocha. Aparte del botín conseguido, esta acción permitió rectificar a vanguardia la línea propia y facilitar que un tanque republicano quemado que estaba antes en tierra de nadie volviera a quedar en poder de la brigada. Al mismo tiempo, la artillería de la 45 división hizo volar un polvorín enemigo existente en Villafranca del Castillo; pero, frente al modesto saldo positivo que ofrecían las anteriores escaramuzas, ese mismo día 20, fuerzas de la división Asensio y de la 5ª brigada de Navarra expulsaron a la 3ª brigada mixta del total del cerro de La Mocha, lo que supuso un golpe muy duro para el XVIII CE.

En respuesta a esta pérdida, y sin la necesaria inmediatez, se organizó un contraataque a cargo de las brigadas 3 y 151 y un ataque diversivo a cargo de las divisiones 10 y 45 (esta última con las brigadas XII, 150 y 30 bis). Ambas acciones se iniciaron durante el 21. Dentro de un plan bastante ambicioso que preveía atacar varias posiciones enemigas simultáneamente; a la 150 BI se le ordenó tomar parte en la acción dirigida en primer término contra el vértice Cumbre, de 714 metros de altura y cercano a Las Rozas. El mando de la fuerza que debía atacar este objetivo durante la madrugada del 21 recayó en el comandante Christov. A sus órdenes estarían desde el primer momento el batallón divisionario (Djakovic) y el 3º de la 150, y si resultaba necesario, uno de la 30 bis brigada. En caso de éxito de este ataque, los dos batallones restantes de la 150 BI atacarían todos los fortines enemigos de la carretera de Las Rozas a Villanueva del Pardillo. Todos estos ataques contaron con apoyo artillero y de tanques.

El ataque al vértice Cumbre, iniciado a las 6 horas, consiguió acercarse hasta los 200 metros del principal asentamiento enemigo, pero una vez que este abrió fuego con sus ametralladoras y artillería, los hombres se tuvieron que tender y detenerse. No pudieron avanzar más desde que se retiraron los tanques y blindados propios que, tras romper varios metros la alambrada defensiva, no debían exponerse más al fuego antitanque. Durante el resto de la mañana se hicieron hasta cinco nuevos asaltos, pero todos acabaron en fracaso. A las 21,30 horas fue la 30 bis brigada la que intentó el mismo asalto apoyada por cuatro tanques, pero también este fracasó. Replegadas las fuerzas durante la noche o durante la mañana siguiente, no se produjeron novedades dignas de mención en el sector de la 45 división hasta la noche del 23.

 Unas horas antes, durante la tarde del 23, un ataque enemigo de mediana intensidad consiguió romper el frente del XVIII CE en la zona a cargo de la XIII BI, en el cerro de Romanillos. La situación creada por el repliegue desordenado de una parte de esa brigada se pudo estabilizar al caer la noche, pero, al no poder hacerse relevos por falta de reservas, no quedaron resueltos los problemas derivados del agudo desgaste y agotamiento que sufrían las unidades que estaban en primera línea. Ante esta alarmante situación, el mando republicano tuvo que optar por el peligro menor, por lo que ordenó salir a la 45 división de sus líneas, de manera escalonada pero rápida, y desplazarse hasta la zona central del valle del río Aulencia, donde sus dos brigadas debían atrincherarse y esperar órdenes. Los huecos dejados por esta salida los cubriría Enciso estirando sus brigadas, entre las que volvía a estar la 30 bis. A las fuerzas que se marchaban se las llamó grupo A, y a las que se quedaban en espera del relevo, grupo B.

El día 24 comenzó estando una parte de la 45 división, el grupo A, ocupando sus nuevas posiciones del Aulencia, situadas en torno al puente de la carretera entre Villanueva de la Cañada y Villanueva del Pardillo. Entre estas fuerzas, formadas por cuatro batallones y medio y armas agregadas, se contaban los batallones 1º y 2º de la 150 BI, mientras que el 3º todavía permanecía en el sector de la 10 división, esperando a ser relevado. El grupo A estaba al mando del jefe de la 150 BI, Yanek Barwinski. Sus carros blindados y caballería se dedicaron a patrullar (hostigados por el fuego aéreo y artillero enemigo) entre la carretera de Villanueva de la Cañada a Brunete y el río Guadarrama, donde se hacía necesario sujetar la primera línea propia, recién establecida en la margen O del Guadarrama y en torno al cementerio de Brunete (el pueblo se perdió durante esa misma mañana).

Durante la noche del 24 y la mañana del 25, las líneas republicanas permanecieron sin cambios a pesar del fuego que soportaron. Entró en línea la 14 división de Mera, que junto a la 11 de Líster, debía intentar reocupar Brunete, partiendo desde su cementerio. La infantería del grupo A, no siendo necesaria su presencia, permaneció en sus posiciones del Aulencia, pero todo cambiaría al llegar la tarde, cuando la infantería enemiga arrebató a los republicanos el cementerio de Brunete y los bombardeos de la Legión Cóndor alcanzaron de lleno a las divisiones 11 y 14, rompiendo definitivamente su frente.

 En pleno repliegue de la izquierda del V CE hacia Villanueva de la Cañada llega el momento más crítico de la batalla. Fue entonces cuando quedó demostrado el acierto de haber retirado a la 45 división del Guadarrama para llevarla al Aulencia. Su grupo A, recibió entonces la orden de asegurar el cierre de la brecha creada, conteniendo a las fuerzas en retirada o situando en línea a las suyas propias. En ese momento se podía hacer cualquier cosa, menos permitir que el enemigo entrase en Villanueva de la Cañada o la desbordase por los flancos, alcanzando la retaguardia propia. En ese contexto, la 45 división reporta que: “desde las 18,30 horas la aviación enemiga impide con sus bombardeos el movimiento de nuestros batallones. Las fuerzas de caballería y tanques que a pesar del peligro salieron a campo abierto cumpliendo las órdenes recibidas, resultaron bombardeadas, quedando uno de los tanques destruido por esta causa a dos kilómetros de Villanueva de la Cañada. A la hora de cerrar este parte se sabe que, a pesar de la situación adversa, las fuerzas de la división están consiguiendo avanzar. El batallón Franco–Belga está sobre la cota 660 y la casa de peones camineros, a medio camino entre Brunete y Villanueva de la Cañada. El batallón Dabrowsky está sobre la cota 650 inmediata y el resto del grupo A, sobre el arroyo del Molino, cota 640”.

 El peligro de ruptura, evidente desde que se produjera la pérdida del cementerio de Brunete quedó conjurado al llegar la noche del 25, pero las pérdidas fueron muy severas y se debieron emplear todas las reservas. En el XVIII CE se ordenó entonces que las divisiones 15 y 34, que conservaban sus líneas cercanas al Guadarrama, las abandonaran y se replegaran sobre las que ocupa el grupo A, que eran mucho más cortas. Cuando llegaron esos miles de hombres durante la noche a la nueva línea, a la 15 división se le permitió pasar a retaguardia y el grupo A de la 45 volvió a ocupar el valle del Aulencia.

  Pocas horas después, cuando amaneció el 26, en el grupo A ya estaban presentes todas las fuerzas de la 45 división menos el 3º batallón de la 150 BI. El mando de los grupos A y B volvió a pasar directamente a las manos de Kléber, cuyo puesto de mando estaba entonces apenas al N del puente del Aulencia. Volvemos al parte del XVIII CE:

“De madrugada el enemigo reinicia las operaciones atacando a la derecha de la 34 división con aviación e infantería, consiguiendo forzar el repliegue de la 68 brigada sobre el subsector de la 3ª. Esto, junto con el abandono de la cota 660 por la 70 brigada (14 división), provoca ya sobre las 7 horas que se genere una importante debilidad en nuestro frente, justo por delante de Villanueva de la Cañada. A las 11 horas el enemigo, que ocupa la casa de la Vilanosa, pretende cruzar el barranco del Molino y avanzar hacia la ermita del Cristo, pegada a Villanueva de la Cañada por el E. Se da orden de resistir con las fuerzas disponibles hasta la llegada de refuerzos de tropas y tanques, pero poco después parece que la ermita se ha abandonado, encontrándose al menos una parte de las fuerzas de la 34 división retrocediendo en desbandada y en medio de una situación dificilísima que no permite organizar la defensa del pueblo sin perder el enlace entre las brigadas 3 y 2 (derecha de la 10 división). Las fuerzas de la Garibaldi también retroceden hacia el Aulencia por las barrancadas, pero se ve poca infantería enemiga avanzando. La situación creada es sobre todo responsabilidad del fuego de la artillería enemiga, a la que la nuestra responde con dureza.

 Sobre las 14,15 horas se recupera cierto margen de maniobra y se ordena al jefe de la 68 brigada (Etelvino Vega) que tome el mando de los batallones Franco–Belga y Garibaldi para que, junto a la 68, reocupen la línea perdida por esta última durante la mañana, lo que se empieza a lograr parcialmente a las 15,30 horas, cuando el batallón Garibaldi alcanza las posiciones de la línea original al S de Villanueva de la Cañada. El resto de esa línea, salvo la cota 660 podrá ser reocupada a lo largo de la tarde, a pesar de los esporádicos intentos franquistas por impedirlo”.

Llegado el día 27, todo el XVIII CE dedica sus fuerzas a trabajos de fortificación y reorganización, facilitados por una tranquilidad completa en todos sus sectores. Dentro de la 45 división, el batallón Franco–Belga de la 150 BI enlaza con la 3ª brigada mixta para garantizar la mejor defensa posible de la zona de la ermita del Cristo, junto a Villanueva de la Cañada. La 10ª división comunica que ya se ha efectuado el relevo del último batallón de la 45 división que permanecía en su sector.