Cronica Proyecto
El monumento a las Brigadas Internacionales en
la Ciudad Universitaria de Madrid
En su corta existencia, la AABI ha querido plasmar el recuerdo de las brigadas internacionales en memoriales permanentes que ayuden a fijar ese recuerdo en la topografía histórica que nos circunda. De ese interés partieron numerosas iniciativas para erigir memoriales en diferentes lugares de España y sobre todo en la comunidad de Madrid: los existentes en Leganés, Rivas-Vaciamadrid, Móstoles, Torrejón, Morata de Tajuña… son solo algunos ejemplos de esta actividad. Faltaba la presencia de un memorial precisamente en la ciudad de Madrid, allí donde las Brigadas Internacionales entraron por vez primera en la lucha contra el fascismo.
Ya en 2003 se planteó la construcción de un memorial en la Ciudad Universitaria de Madrid que, por distintas circunstancias, no pudo realizarse. En octubre de 2010, a un año vista del 75 aniversario de la creación de las Brigadas Internacionales, la AABI decidió presentar una nueva propuesta a Carlos Berzosa, Rector de la UCM. En el texto se argumentaba que, siendo presumiblemente “el último homenaje que podrá dispensarse a los supervivientes de aquellas legendarias unidades que lucharon codo con codo con el pueblo español para defender la libertad y la democracia conquistada en abril de 1931 (…) sería importante que se les pudiera rendir este gesto de agradecimiento por parte de la comunidad universitaria madrileña”, ya que en la Ciudad Universitaria, “lugar de alto valor simbólico e histórico, prestaron su esfuerzo de guerra algunos batallones internacionales”. Se pedía, además, que del diseño del memorial se encargara la propia universidad y que éste se situara en “un lugar con suficiente centralidad como para que pudiera ser percibido por la comunidad universitaria a la que está eminentemente dirigido”. Estando plenamente de acuerdo con el proyecto, Carlos Berzosa nos previno sobre el problema que podría presentarse si en las elecciones al Rectorado, que se iban a celebrar en abril de 2011, se producía la victoria de una candidatura conservadora. A la espera del desenlace de las elecciones, nos recomendó ir dando pasos adelante y hablar con el Decano de la Facultad de Bellas Artes con el objeto de ir gestando el proyecto artístico.
Josu Larrañaga acogió con entusiasmo la propuesta y propuso lanzar un concurso de proyectos; ello requería organizar unas Jornadas dirigidas a los alumnos al efecto de informarles sobre la historia de las Brigadas Internacionales y de las características del concurso. La profesora Dolores Fernández se encargó de gestionar el proceso de desde la Facultada y nuestro compañero Justin Byrne lo hizo por parte de la AABI. Las Jornadas sobre “Las Brigadas Internacionales en el Campus. De la memoria al memorial” se realizaron los días 8 al 10 de marzo y constituyeron un éxito en la reflexión propuesta (cómo traducir la memoria histórica en memorial artístico); pero su eco en la comunidad estudiantil fue escaso. Ello produjo un fracaso relativo del Concurso de proyectos e ideas que las jornadas habían tratado de impulsar. De hecho el Jurado nombrado “ad hoc” dejó desierto el concurso de proyectos.
Mientras tanto, en la UCM se producían los cambios que hicieron posible su materialización: el día 13 de abril triunfaba la candidatura progresista de José Carrillo y la AABI procedió a elevar una propuesta de convenio con la UCM para la instalación del monumento. El mes de julio, el nuevo Rector remitió una carta a la AABI en la que, junto a la aprobación del proyecto, pedía a las entidades y personas interesadas un apoyo financiero para que pudiera materializarse. Este documento abrió las puertas a una campaña de recaudación de fondos, dirigida a la opinión pública, que incluía la solicitud de contribuciones a las embajadas de los principales países de procedencia de los voluntarios internacionales. De las cartas enviadas a 45 embajadas, 24 expresaron su apoyo al proyecto, aunque tan solo seis –Argentina, Canadá, Eslovenia, Noruega, Rusia y Serbia– decidieron hacer una donación al monumento. Hubo también aportaciones de numerosos particulares y de entidades sociales: agrupaciones locales de partidos de izquierdas, sindicatos, asociaciones de amigos de las brigadas internacionales de diversos países de Europa y América, Ateneos republicanos, etc. Aunque el total recaudado no cubrió la totalidad del coste del memorial, el Mº de la Presidencia notificó en diciembre a la AABI la concesión de una subvención con la cual, si se hace efectiva, podrán cubrirse los gastos generados por el monumento y los actos de organización del 75 aniversario de las BI.
En julio llegó también el diseño del monumento. La falta de un proyecto tras el concurso impulsado en las Jornadas de marzo, llevó al Decano de la Facultad de Bellas Artes a asumir el reto de ofrecer un diseño digno, para lo cual nombró una comisión de profesores que elaboró cuatro propuestas. Tras el estudio de estas, la Junta directiva de la AABI optó por la primera de ellas. Para materializar esa idea la AABI volvió a contar con el asesoramiento de los profesores de BBAA Dolores Fernández y Jorge Varas. A finales de septiembre se recibió el visto bueno de los Vicerrectorados y responsables técnicos de la UCM, desde donde siempre existió un apoyo incondicional. El arquitecto Gerardo Pérez Calleja se ofreció a realizar generosamente el diseño de la obra civil. Otro apoyo importante lo dio el arqueólogo Álvaro Falquina Aparicio quien, tras personarse en la excavación efectuada el 10 de octubre, elaboró posteriormente un valioso informe técnico.
En la mañana del viernes 21 de octubre todo estaba por fin preparado. El monumento podía ser inaugurado al día siguiente, sábado. Solo faltaba la llegada de las delegaciones internacionales y, sobre todo, de los cuatro brigadistas que iban a presidir el acto. En la noche del 21 llegaron David Lomon, británico, y Erik Ellman, estonio. Los dos acudieron al acto de clausura de las Jornadas sobre las Brigadas Internacionales que se habían celebrado en Madrid el jueves y el viernes. Su presencia fue conmovedora. Todo parecía comenzar bien. Al día siguiente llegaron, con la delegación francesa, los hermanos Almudéver. Ya teníamos el cuadro necesario para realizar el último homenaje a aquellos últimos testigos del mayor ejemplo histórico de solidaridad activa con un pueblo agredido.
Severiano Montero