Irlandeses batalla Ebro
Los irlandeses que lucharon en la última gran batalla contra el fascismo español
Pauline Murphy
En el otoño de 1938, la Batalla del Ebro señaló el toque de difuntos de la República española. El río Ebro, que fluye hacia el este desde Cataluña hasta el mar Mediterráneo, fue el anfitrión de la última gran batalla de la Guerra Civil española que vio la destrucción y la muerte. Miles de personas murieron, incluidos civiles y combatientes en ambos lados del conflicto. Entre los que cayeron, los que resultaron heridos, los que fueron capturados y los que simplemente desaparecieron hubo irlandeses que se habían presentado como voluntarios para luchar contra la creciente marea fascista.
Daniel Boyle nació en Belfast en 1906 y trabajó como obrero. Al partir a España dio su dirección como Glenard Gardens. Fue miembro del Partido Comunista de Irlanda y fue uno de los primeros combatientes irlandeses en ofrecerse como voluntario para luchar contra el fascismo en España. Llegó a España poco antes de la Navidad de 1936 y luchó en grandes batallas como la del Jarama, donde formó parte de una compañía de ametralladoras del batallón británico. A principios de 1938 se encontraba en el hospital de Murcia para recuperarse de las heridas sufridas en Jarama, pero a fines del verano Boyle volvió a la acción y en septiembre, en la batalla del Ebro, cayó bajo un bombardeo fascista.
James C. Domegan nació en Drogheda Co. Louth en 1916. Trabajó como obrero y se fue a España en abril de 1938 para luchar con las Brigadas Internacionales. El 23 de septiembre, Domegan cayó muerto por los fascistas de Franco a orillas del río Ebro.
William Scott McGregor nació en 1914 al norte de Dublín y participó en los conflictos laborales que menudearon en Dublín en la década de los 30 como empleado del ITGWU, el sindicato de Connolly y Larkin.En junio de 1933 fue delegado en el congreso inaugural del Partido Comunista de Irlanda.También fue un republicano activo y fue miembro de la Compañía B, 4° batallón de la brigada IRA de Dublín, pero su política izquierdista provocó su expulsión del IRA en 1934. Desde 1935 hasta su ida a España en 1937, McGregor asistió al escuela internacional Lenin en Moscú. Durante la Guerra Civil española fue herido en una explosión accidental de granada en julio de 1938, pero se recuperó a tiempo para luchar en la última gran batalla de la guerra. El último día de acción, el 23 de septiembre, cayó McGregor cerca del Ebro. Le concedieron una mención póstuma por su valentía.
Otro irlandés con mención póstuma por su valentía en la Batalla del Ebro fue Jack Nalty. Nació en Ballygar, condado de Galway en 1902, hijo de un agente de RIC (Cuerpo de Policía británica). Nalty tenía solo 6 años cuando su padre fue trasladado a una comisaria de Dublín y con él se fue su familia.En 1917 Nalty se unió a Na Fianna Eireann, el ala juvenil del IRA, antes de unirse a la compañía C del batallón n° 1 de la brigada de Dublín. Luchó contra los “Blanks and Tans” (fuerzas militares desplegadas por los británicos) durante la Guerra de la Independencia.En la Guerra civil irlandesa que siguió, Nalty luchó con el lado republicano y fue arrestado y enviado al campo de prisioneros en Curragh.
Nalty era conocido como un corredor de fondo y era miembro del Dublin City Harriers Club, pero sus convicciones políticas de izquierda a fines de la década de 1920 y principios de la de los 30 lo llevaron a la cárcel en varias ocasiones.Partió a España en uno de los primeros contingentes de irlandeses y pronto entró en acción.Apenas unos días después de la Navidad de 1936, Nalty fue acribillado a balazos por un ametrallador fascista en Córdoba [en realidad en Lópera, Jaén], pero sobrevivió y después de tres meses en el hospital fue enviado a su casa en Dublín. Nalty volvió a España en abril de 1938 y en el último día de acción en la batalla del Ebro [23 de septiembre] recibió un disparo en la cabeza y fue enterrado en una tumba sin nombre junto al río Ebro.
George F. Gorman vino de la zona de Long Tower, Derry, y durante 12 años sirvió en el ejército británico en la India e Irak. Dejó el ejército y se fue a Kent, Inglaterra, donde se involucró en la política de izquierda.Gorman se convirtió en líder del Partido Comunista de Folkstone y se fue a España en mayo de 1938 donde se convirtió en Sargento en la Compañía nº 4 del batallón británico. En plena batalla del Ebro, en septiembre, Gorman fue hecho prisionero cerca de la Sierra Caballs, muriendo en un trágico caso de fuego cruzado.
Harry McGrath fue uno de los siete hombres del área de Shankill en Belfast que marchó a España a luchar contra el fascismo y uno de los cuatro que nunca regresó. Los compañeros comunistas de la calle Tobergill lo vieron viajar a España en el invierno de 1936, donde sirvió en la Armada Republicana en un barco en Cartagena. En el verano de 1937 McGrath se pasó a la infantería de la Brigada Internacional y en la Batalla del Ebro en septiembre McGrath murió cerca de la Sierra Caballs en uno de los fuertes bombardeos de la nazi Legión Cóndor.
Si muchos murieron en acción, otros más desaparecieron en acción o fueron hechos prisioneros. Uno de ellos fue Thomas O’Flatherty de West Kerry. Nacido en Dingle en 1914, O’Flaherty emigró a los Estados Unidos y se unió al Partido Comunista. O’Flaherty era un boxeador de peso welter y su destreza en el ring era bien conocida en los Estados Unidos, donde ganó varios combates y se convirtió en campeón de golden gloves en Carolina del Norte. En febrero de 1938 marchó a España y pronto fue jefe de pelotón de las brigadas internacionales.En la Batalla del Ebro, este irlandés fue visto por última vez cuando fue hecho prisionero por los fascistas de Franco, pero su destino permanece desconocido.
James McKeefrey nació en 1912 en el condado de Antrim y fue a Glasgow en busca de empleo.En mayo de 1938 se fue a España con el batallón británico de la brigada internacional.Durante la Batalla del Ebro, recibió heridas durante un bombardeo y fue visto por última vez aferrándose a la vida en el Hospital de Vich.
Otros fueron más afortunados y fueron repatriados.Uno de ellos fue Patrick McAlister, que emigró de Belfast a Canadá a fines de la década de 1920. Este ex voluntario de IRA fue a España en 1937 con los canadienses Mac-Paps y luchó en la sangrienta batalla de Belchite.Sobrevivió a aquella matanza y continuó luchando en el Ebro, donde sufrió heridas de bala en el brazo derecho el 10 de septiembre en la Sierra Cabals.McAlister fue repatriado de regreso a Belfast y llegó a casa allí en Nochebuena de 1938.
Albert Fulton nació en Belfast en 1905 y era fontanero de profesión.Emigró a Australia en 1927 y un año después de llegar a la tierra se unió al Partido Comunista.Sus actividades de izquierda en Perth provocaron su encarcelamiento en Freemantle en 1929 tras las protestas de la clase obrera.Fue a España en abril de 1938, donde se unió al batallón de ametralladoras del 15° cuerpo.Fue herido en el Ebro y pasó un tiempo en el hospital de Mataró antes de ser repatriado.
Patrick James Golding nació en 1904 en Tullamore, Co. Offaly y emigró a Inglaterra, donde se convirtió en camionero en Middlesex.En 1936 se convirtió en miembro del Partido Comunista de Gran Bretaña y un año más tarde fue a España para ayudar en la lucha contra los fascistas de Franco.Después de la Batalla del Ebro, fue repatriado a Inglaterra.
John Hunt nació en Waterford en 1911 y dejó su hogar en New Street para ir a trabajar a Londres en la década de 1930.Desde allí fue a España en 1936 y fue herido cuando la metralla le golpeó la pierna en el Jarama en 1937. Fue repatriado a finales de agosto de 1938 durante el apogeo de la batalla del Ebro y murió en Londres en 1980.
La Batalla del Ebro fue una larga y terrible batalla que duró de julio a noviembre de 1938. Las tropas de Franco fueron ayudadas por Aviazione Legionaria de Mussolini y la Legión Cóndor de Hitler que arrojó más de 50 toneladas de bombas en los territorios republicanos a lo largo del río Ebro.Para salvar vidas, el día 21 de septiembre el Gobierno republicano dictó la orden de retirada de las Brigadas Internacionales.Desde el estallido de la guerra en 1936, voluntarios de todo el mundo y de Irlanda habían luchado junto a los republicanos españoles con la esperanza de derrotar al fascismo, pero no fue así y, en lugar de vivir de rodillas, murieron de pie.